El susurro del bosque

En lo profundo del bosque, donde la luz apenas rozaba el suelo, Samuel descubrió un secreto que pocos conocían: los árboles susurraban.  

Al principio, solo eran sonidos apenas audibles, como el crujir de las hojas o el murmullo del viento. Pero cuando se detuvo a escuchar con más atención, distinguió palabras entre los troncos.  

Las voces hablaban de historias antiguas, de viajeros extraviados, de promesas hechas bajo la luna. Samuel, fascinado, decidió responder.  

Susurró al aire una pregunta: ¿quiénes son ustedes?  

El bosque tembló y, en un coro de sonidos entrelazados, los árboles respondieron: somos memoria.  

Samuel comprendió que aquel lugar guardaba los recuerdos de todos los que habían caminado entre sus sombras. Si alguien hablaba en su presencia, sus palabras quedaban atrapadas en la corteza, repitiéndose por la eternidad.  

Desde entonces, Samuel regresa cada noche, contando al bosque sus propios pensamientos, sabiendo que, incluso cuando él ya no esté, sus palabras seguirán resonando entre las hojas.