El pacto del río
Cada noche, don Esteban bajaba al río con su linterna, buscando respuestas en el agua. Sabía que el río no era un simple cauce; era un guardián de secretos.
Un día, en medio de su cansancio, susurró un deseo al agua: *"Si me das lo que busco, te daré algo a cambio."*
Las aguas respondieron. En la corriente, flotó un objeto que hacía años había perdido: la llave de una casa que ya no existía.
Cada noche, el río le entregaba algo distinto: cartas antiguas, recuerdos olvidados, cosas que nunca había sabido que tenía.
Hasta que, un día, el río dejó de dar. En su lugar, empezó a llevarse cosas. Su reloj, su voz, sus memorias.
Don Esteban comprendió demasiado tarde que todo pacto con el agua debía cumplirse en ambos sentidos.
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